NICOLÁS MADURO
Y EL ARTE DE LA GUERRA
Quién no recuerda aquella imagen de Nicolás Maduro cuando expresó gritos de dolor y tristeza al anunciar la muerte de su mentor, su maestro, el entonces presidente Hugo Chávez (05 de marzo de 2013); o de la campaña electoral que tuvo que realizar como candidato presidencial ese mismo año 2013, en presencia de un pueblo triste, enlutado y temeroso ante la partida de su líder.
En esos momentos, el futuro de la Revolución Bolivariana no se vislumbraba más de un año de vida. Las esperanzas, para una gran parte del país habían partido con Hugo Chávez.
A pesar del triunfo de Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales del 2013, había muchas dudas y temores, con el ataque inmisericorde de la oposición venezolana contra el pueblo chavista. Las RRSS se llenaron de odio nuevamente, mensajes sin piedad y terribles nos llegaron a nuestros celulares y computadoras. El plan era sencillo: ahondar las penas del pueblo venezolano, aprovechando la ausencia de su líder, y dar el zarpazo final.
Con el triunfo de Nicolás como presidente, se había cumplido la orden de Hugo Chávez cuando la expresó para el pueblo chavista ese diciembre de 2012, pero nadie se imaginaba lo que el país iba a enfrentar los próximos 12 años de gobierno de Maduro. La oposición criolla y el imperio estadounidense no iba a permitir que gobernara en paz.
Efectivamente, con el transcurrir del tiempo, un tiempo muy largo, lleno de vicisitudes y graves escenarios de violencia, muerte y terrorismo, tales como: guarimbas (actos terroristas), atentados contra el presidente Maduro, escasez masiva de productos manufacturados (tanto de alimentación como de higiene personal), escasez de medicamentos, escasez de combustible y repuesto automotor, escasez de la moneda del bolívar, hiperinflación, bajos salarios, sabotajes a la estructura eléctrica del país, migración inducida de sectores de la sociedad venezolana, amenazas militares contra Venezuela por países vecinos (Cartel de Lima), la pandemia de COVID-19, intentos de invasión por mercenarios y paramilitares (Macuto, el puente de Cúcuta), el presidente Maduro conjuntamente con el pueblo venezolano y las instituciones del país, supo resistir tales embestidas de los enemigos, que ningun otro gobierno de la región hubiese resistido. Se ha sabido superar con creces tales escenarios. La Revolución Bolivariana, no solamente venció todos estos ataques, sino que ahora, está a la ofensiva ante los retos que enfrenta el pueblo venezolano.
Podemos decir sin duda alguna, que Nicolás Maduro ha profundizado en el camino emprendido por Hugo Chávez, colocando a Venezuela en la esperanza y su renacer. Nicolás Maduro ha crecido gradualmente ante las adversidades, no solamente en su discurso, sino en su accionar. Ha sido un estratega para enfrentar y superar los escenarios que describimos previamente. Una de las herencias políticas que dejó Hugo Chávez a Nicolás Maduro como la fuerte capacidad de crear escenarios estratégicos. Tal vez algunos de éstos, haya sido producto de la lectura del libro El arte de la guerra, escrito por el general chino Sun Tzu en el siglo VI antes de Cristo.
Por ejemplo, no ha sido la primera vez que el gobierno de Nicolás Maduro ha aprovechado la confusión y la falta de preparación del enemigo para actuar con velocidad, para atacar estando desprevenidos o divididos. Me refiero de las numerosas convocatorias de elecciones presidenciales o de gobernadores, encontrando que los partidos políticos opositores están saliendo de un fracaso electoral o subversivo, y prontamente tienen otras elecciones.
El chavismo no sólo toma la iniciativa, sino que hace de la velocidad recomendada por Sun Tzu una de sus principales armas. Se convoca los comicios para este año, para el primer semestre. Quedan menos de 100 días para la llamada a las urnas, y los partidos opositores se encuentran totalmente desarmados. No tienen candidatos, y deben afrontar a toda prisa los procedimientos para registrarse en el proceso electoral e, incluso, establecer sus estrategias para la campaña.
Pero lo realmente digno de admirar, ha sido la política exterior del gobierno de Maduro, heredada del presidente Hugo Chávez: Las alianzas establecidas desde hace 25 años con grandes potencias que están dando las pautas del nuevo orden mundial, tales como China y Rusia, entre otras. Ha sido un juego de ajedrez de alto nivel y de sutileza, cuyo objetivo vital ha sido el cuidado de la soberanía, amenazada desde hace 25 años. Aplicando otra premisa de Sun Tzu: Si las tropas enemigas se hallan bien preparadas tras una reorganización, intenta desordenarlas. Si están unidas, siembra la disensión entre sus filas. Ataca al enemigo cuando no está preparado, y aparece cuando no te espera. Estas son las claves de la victoria para el estratega.
Sun Tzu también recomendaba: “Aquellos que son duchos en el arte de la guerra atraen al enemigo al campo de batalla y no se dejan llevar ahí por él”. Con las estrategias aplicadas por Nicolás Maduro se aprecia que ha realizado lo mismo. Una vez más ha actuado estrategicamente como lo señala el libro El arte de la guerra, salvando al país de una catástrofe.
COMITÉ EDITORIAL