El cómic, ha sido tradicionalmente asociado al entretenimiento y la ficción, pero también ha demostrado ser una herramienta poderosa para comunicar conocimientos científicos de manera accesible y atractiva. En Venezuela, si bien ese espacio lo ha ganado la difusión histórica a través de las distintas iniciativas que tratan insistentemente las biografías de nuestros héroes y donde la divulgación científica ha sido un desafío constante, el cómic se presenta como una alternativa innovadora para acercar a niños, jóvenes y adultos al fascinante mundo de la ciencia.
El cómic científico combina la rigurosidad de la información científica con el lenguaje visual y narrativo del cómic, creando una experiencia de aprendizaje única y memorable. Al presentar conceptos complejos de manera sencilla y visualmente atractiva, el cómic facilita la comprensión de temas científicos por parte de un público amplio, independientemente de su formación académica.
En Venezuela, si bien la producción de cómics no se compara con el del resto del mundo editorial, por su carácter artesanal y escasa difusión, el científico e historietista Edwin Chávez, quien además de ejercer como biólogo y artista paleográfico, se ha destacado como uno de los pioneros en el uso del cómic para divulgar la ciencia en nuestras fronteras.
Sus ilustraciones para el Museo de Ciencias de Caracas, que acompañaron al fósil de Smilodon durante varios años, son un ejemplo de cómo el cómic puede enriquecer la experiencia museística. Al representar de manera gráfica las posibles causas de la muerte del tigre dientes de sable y su proceso de fosilización, Chávez no solo informa al público, sino que también despierta su curiosidad y lo invita a reflexionar sobre la historia natural de nuestro planeta.
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