Los tiempos que transcurren
y los que vienen
Por Lic Cécil Gerardo Pérez
Históricamente la juventud ha sido participante de múltiples formas de expresión política en el mundo. La protesta, la irreverencia, la inconformidad han sido acciones antisistema propias de la juventud en general. Específicamente, los años sesenta y setenta del siglo XX fueron el clímax de una juventud altamente politizada que se involucraba en diversas formas de activismo político más allá de partidos políticos tradicionales. Se lucha contra las injusticias, contra las desigualdades, las normas establecidas y percibidas como agravios a la humanidad, las guerras inútiles, provocadoras de sufrimientos y contra el sistema en general. Movimientos donde lo común, lo solidario, lo equitativo y lo colectivo tenían fuertes asideros.
Como dice Rancionero: “Es preciso que nuestros jóvenes sean rebeldes con causa para salirse de este capitalismo de vigilancia en el que vivimos. Cuestionar, pensar o actuar por sí mismos son herramientas de la juventud para evitar que te sorban el cerebro y te conviertan en un “zombie walking dead”. El inconformismo es un derecho y la libertad una necesidad vital”
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